Al son del viento en un mundo ajeno

Una cometa se escapó de las manos de un niño. Un viento suave la alejó hacia un cielo azul, ella que se sentía abandonada no sabía donde ir.

Viajó a un valle lejano, se acercó a escuchar el sonido del agua que corría feliz en un riachuelo.

Paseó entre los almendros y se quedó mirando un tejado rosado que parecía abandonado, se posó un momento y enseguida aburrida, reemprendió el vuelo en un cielo despejado de nubes.

Deseó seguir volando surcar nuevos cielos como si fuera un pájaro y no una pobre cometa perdida. Se hizo amiga de las estrellas que brillaban en el cielo con mucha más fuerza solo para ella, para que no se perdiera en la oscuridad de la noche.

Estuvo a punto de caer rendida cuando los dedos de un muchacho rozaron su hilo, pero estaban llenos de tristeza, y levantó el vuelo tras un hermoso remolino. Se sintió libre, nada la ataba a nada ni a ningún lugar. Un rayo de luz iluminó entonces su estela y voló.

Alguna mariposa despistada quiso acompañarla, pero se cansaban pronto de tanto vuelo sin sentido. Fue dejando en las nubes que encontraba pedacitos de ternura en unas, te quieros apasionados en otras, canciones de amor y suspiros en casi todas, cuando llovía y las gotas de lluvia empapaban a las gentes, todas querían convertirse en cometas para poder volar y ser libres.

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