A salvo

No fue un buen día,

quince minutos antes

del fin del mundo,

en la noche del eclipse,

la tormenta se desató.

Un trueno en la noche

el cielo en llamas

donde todos los infiernos cabían

mi alma partida en dos.

El último sueño

el último adiós,

el sonido de la vida

que entre suspiros

se me escapaba.

El viento

 soplaba del norte,

el viento en el agua,

el viento de mis velas

que a ti me arrastraron,

faro de mi tempestad,

tabla de salvación,

a ti me aferré

para dejar de sentirme

a la deriva.

Y cuando la tormenta pasó,

a tú lado me quedé,

siempre seguro

este corazón

que te pertenece

varado en tu alma,

quedó, siempre a salvo.

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