Relatos cortos

relatos breves


Pétalos de poesía también es un blog de relatos cortos. En este espacio he recopilado todos los relatos narrativos cortos que he escrito.

Podrás encontrar relatos cortos de la vida que os darán valor para tomar decisiones que tal vez resulten difíciles, relatos cortos tristes y otros divertidos que os harán soñar.

También relatos breves que narran hechos de la vida cotidiana como el maltrato, el desamor o la amistadRelatos de despedida que son necesarios para continuar.

Disfruta con mis relatos cortos mágicos pues así son las palabras, magia que cuando se unen nos hacen soñar despiertos.

Al son del viento en un mundo ajeno

 

Una cometa se escapó de las manos de un niño. Un viento suave la alejó hacia un cielo azul, ella que se sentía abandonada no sabía donde ir.

Viajó a un valle lejano, se acercó a escuchar el sonido del agua que corría feliz en un riachuelo.

Paseó entre los almendros y se quedó mirando un tejado rosado que parecía abandonado, se posó un momento y enseguida aburrida, reemprendió el vuelo en un cielo despejado de nubes.

Deseó seguir volando surcar nuevos cielos como si fuera un pájaro y no  una pobre cometa perdida. Se hizo amiga de las estrellas que brillaban en el cielo con mucha más fuerza solo para ella, para que no se perdiera en la oscuridad de la noche.

Estuvo a punto de caer rendida cuando los dedos de un muchacho rozaron su hilo, pero estaban llenos de tristeza y levantó el vuelo tras un hermoso remolino. Se sintió libre, nada la ataba a nada ni a ningún lugar. Un rayo de luz iluminó entonces su estela y voló.

Alguna mariposa despistada  quiso acompañarla pero se cansaban pronto de tanto vuelo sin sentido. Fue dejando en las nubes que encontraba pedacitos de ternura en unas, te quieros apasionados en otras, canciones de amor y suspiros en casi todas, cuando llovía y las gotas de lluvia empapaban a las gentes, todas querían convertirse en cometas para poder volar y ser libres.

 

 

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El dolor de tu ausencia

 

Me esforcé por disimular, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Se hizo el silencio, una mirada oscura de desdén rompió el hechizo, me llenó de resentimiento.

Quise alejarme del tormento que me envolvía, lo que ni yo entendía, pero tenía la necesidad de comprenderlo todo. Todo parecía desordenado y triste. Desesperación y amor. Intenté deshacerme de ti y no pude, el mundo giraba. La vida cambió, mi realidad se confundió a tú permanecías siempre enraizado, arraigado en un corazón desolado.

Quise desterrarte de mi alma y tan solo conseguí atarte más profundamente a mi. Fuimos un nudo imposible. No supe olvidarte.

 

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Y los sueños vida son

 

La memoria me pone trampas entre las sombras de la noche y tú, que solo existes en mi mente, te paseas libremente hurgando  cada rincón, guareciéndote en mi, haciéndote fuerte; un amor que no supo amar, un amor que nunca fue.

Me asaltas en mis sueños para que no pueda esquivarte,  para decirme que no me deje engañar por la realidad, esa en la que no existes de verdad, por eso quizá despierto cada día temerosa de no encontrarte cuando caiga la noche y el sueño me alcance. 

Y así sigo cada día, percibiéndote en mi propio cuerpo, en mi existencia que es la tuya. Nada tiene sentido pero me aferro a ti como si fueses un último grito de auxilio, para apaciguar mi ansiedad en tu abrazo.

Así cada noche, intento acariciarte, abrazarme a ti y convertirme en un sueño perpetuo, alargar las horas  para no despertar jamás.

Tanta vida en un sueño, te huelo, te siento, te escucho y dejo de sentirme como una tumba abandonada, arrasada, descuidada, devastada. Un despojo que no le importa a nadie. 

Río, contigo sonrío, tengo esperanza. Calmas las aguas bravas de una vida atribulada, por eso duermo, por eso sueño, para perderme contigo, porque a veces el mundo para mi es demasiado grande y me siento pequeña.

Sobrevivo soñando, nunca hay últimos días, ni despedidas, siempre vuelves, no hay presente ni futuro, ni incertidumbre, solo el tiempo de los sueños, el tiempo suficiente para llegar a tiempo antes de que llegue la madrugada y ambos mundos se confundan ¿ sueño, vida, realidad, quimera? Mis sueños son una locura pero yo no estoy loca, es tan solo el ansia de mi amor por ti lo que no  me deja seguir, avanzar, sin ti no puedo. Es fácil explicarlo, entre lo que quiero y lo que tengo, nada, entre lo que tengo y necesito, tú.

Es el destino de mi vida, ante ti vestida de luna, esperar la noche, dormir, tomar tus manos grandes entre las mías y sentir que soy feliz.  

 

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Pequeña historia de amor de un amor de papel

 

Una habitación iluminada con velas, una velada brillante, llena de pequeñas sorpresas

Fuera, ni un soplo de brisa y la luna parecía un trozo de metal llenando el  cielo nocturno de un brillante resplandor. La pintura de las paredes se habían desconchando, las ventanas no ajustaban y entraba frío, daba igual.

Tu mirada, un remanso de paz donde quedarse a vivir, a veces penetrantes, a veces soñadores, ojos color miel, ojos repletos de amor.

Los dos tumbados boca arriba el calor emanaba de nuestros cuerpos, algo maravilloso estaba despertando. El aire olía a madreselva florecida en invierno.

Y se que va ocurrir  lo que tiene que ocurrir, porque el destino ya ha tomado una decisión. Llega y me abandono, lo comprendo de pronto, no necesito entenderlo, tan solo sentirlo. 

El camisón de seda cubría mi cuerpo y rozaba el tuyo cuando la luz del alba se coló por la ventana en esa hora silenciosa, ya no  hubo marcha atrás. Me miraste y te demoraste observando mi silueta desnuda a la luz de la luna. 
Te acercaste después de contemplarme, me oliste, me tocaste, me saboreaste y oíste mi placer. 

Destapastes mis deseos, gozaste.  Te besé la cara, tus dedos recorrieron mi espalda y mi piel se erizó. 
Me abandoné y tu me conquistaste . Nos entregamos presos del deseo , nos dejamos vencer por la pasión. Un abrazo largo, la luna llena se posó en nuestros cuerpos y sentimos en el alma todo el amor que en un beso cabe.

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Lo veo

 

El techo lleno de grietas, paredes amarillas, el suelo desgastado. Mi pequeño mundo. La garganta reseca y la cabeza a punto de estallar por la resaca , en mi muñeca, las manillas del reloj que una noche me regalaste desgranan lentamente los minutos, y ahí estoy yo, como siempre, esperando.

 

El aire viciado de la habitación de pronto me ahoga y noto cómo en mi interior crece el desasosiego, ese que provoca el caos en la mente y hace que no seas capaz de espantar recuerdos desagradables. Para intentar conseguirlo tarareo al ritmo de la tonada la música que suena en la radio.

!Ya veras como me olvidas… ! suena a lo  lejos  !Lo nuestro no es lo que merecias…. ! sigue sonando.

Y así con la vista fija en una de las grietas del techo me doy cuenta de que es verdad en parte lo que dice la canción, lo nuestro no es lo que yo merecía, pero no te podré olvidar, no daré saltos de alegría y la vida seguirá dando vueltas  y puede ser que incluso me vuelvas a encontrar un noviembre triste en un bar cualquiera.

 

 

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Como te voy a olvidar

Eres un amor inventado parqué yo así lo he decidido. Te siento para llenar los vacíos de mi vida y te pienso todo el tiempo para que no desaparezcas nunca y me dejes sola.

Eres un amor viejo y eterno que no se resigna a ser recuerdo ni ceniza .Un amor que no se marcha del todo, a pesar de sentir el dolor de la ausencia.

Un amor que está más allá de la razón. Eres un amor tan bonito que da igual que seas un invento, que mis recuerdos sean cantos de sirena, castillos en el aire, escenarios vacíos, como hojas secas en  otoño o un cielo lleno de estrellas errantes. 

Porqué cuando se apagan las luces y todo se queda en silencio, cuando la luna se refleja en el lado de tu cama vacío y lágrimas mansas se escurren por mi rostro, sigo añorando tu mirada triste, noto que algo le pasa a mi corazón, que me dice que siempre serás el amor de mi vida.

 

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El dolor lo cambia todo

He levantado un muro, lo he ido construyendo con tus silencios y ausencias.

 

A veces, te acercas sigiloso e intentas atacar, crees, que aún quedan frentes abiertos, conoces mis debilidades, a veces, hasta consigues provocar pequeñas fisuras, que no se convierten en grietas porque yo las vuelvo a tapar con mis ganas de no verte, las tapo con más fuerza para no puedas ganar la batalla, para que no puedas entrar en mí ni un resquicio de ti.

 

Conseguiste que el color de los recuerdos se pintase de ocre, que el calor se tornara en frío.

Ya me cansé de tanta lágrima y suspiro, ahora tan solo puedo concentrarme en reforzar los cimientos de mi fortaleza.

Por eso, no escucharé tu voz, tus palabras que todo lo llenan de vacío, tus cantos de sirena que me arrastran hasta el fondo para que yo luche contracorriente nadando para deshacerme de tu abrazo salado, me dejo envolver en la espuma de las olas para que me lleven a tierra, a la orilla, para estar a salvo de ti.

 

No te haré preguntas para las que no tendrás respuestas, no volverás a mis pensamientos.

No traspasaras estos muros altos fuertes y recios, no volverás  frágil mi mundo. No conseguirás derrumbar mis murallas. No tenderé puentes, mi fortaleza no podrás cruzar, ni acercarte, será un camino de arenas movedizas lo que encuentres para alcanzarme. No invadirás mis sueños. No me engullirás.

Mi fortaleza es tu fragilidad, tu debilidad por mi, me hace fuerte, por eso, te acostumbrarás a ver un abismo en mis ojos, a que un agujero negro y profundo sea mi corazón, todo para ti será oscuridad.


Te acostumbrarás a que mis manos sean de acero, frías, duras y cortantes.

 

En ti quedará mi rabia, no tendré ni piedad ni ternura, la impotencia y la desesperación invadirán tu vida, también te acostumbrarás.

 

Yo, casi siempre seré feliz, tú casi nunca.

 

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Final a ciegas

 

Ella no le dijo cuánto necesitaba que se quedara, hay cosas difíciles de decir, difíciles de querer recordar o difíciles de saber.

 

Lo que sin duda sabía era que en su abrazo nada dolía y que aunque su historia fuese una historia inacabada, su historia sería permanente, constante y verdadera.

 

Pese al calor, sintió frío, millones de interrogantes mezclados con recuerdos la asaltaron de golpe. Cansada de congojas, con los ojos rebosantes de lágrimas, supo que tenía que liberarse, necesitaba que las cosas tuvieran un orden.

Alguna vez tendría que llegar la primavera.

Empezó a escribir por lo que su voz no podía decir.

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Inclemente

Se sumergió en lo más profundo de mi alma. Se apoderó de ella y se la llevó para siempre.

Me lastimó, me arrinconó, me traicionó y más tarde me rechazó, entonces los días se volvieron vacíos.

Las voces empezaron a sonar, dejé de ver con claridad la realidad y una nacarada penumbra se apoderó de mí.

Mi mirada se volvió inquieta y desconfiada.

Me quedé llena de recuerdos que aprendí a abrazar y a acariciar en los días tristes.

Mis pensamientos se volvieron caóticos, luces y sombras empezaron a oscilar a mi alrededor, mi corazón palpitó desde entonces intranquilo.

Me invadió el silencio y me acomodé,

Lo peor fue que la marcharse dejó la puerta entreabierta, lo que me llevó a sentir algo inexplicable en lo más profundo de mi ser, y así sin darme cuenta, até mi presente y mi futuro al pasado, con un nudo tan fuerte que fue imposible deshacerlo.

Me llevó al borde del precipicio y me dejó allí a merced de los vaivenes de la nostalgia, empecé a acarrear mi tristeza en soledad, de vez en cuando, caía al vacío y era terrible, no tenía como, ni donde ni en quién apoyarme para poder salir.

Se me enredó la voluntad con la cordura, olvidé la manera de olvidarlo. Desde entonces, anduve por la vida de puntillas, despacio con cuidado y sigilo, como si anduviese sobre una fina tela de araña que en cualquier momento pudiera romperse.

Toda mi vida lo sentí a mi lado, intenté recordar cada día el sonido de su voz, el tono de sus susurros, el calor de sus manos, el brillo de sus ojos.

Cuando comencé a olvidarlo todo, empecé a actuar, a representar un papel, a crear una obra donde inventar una vida.

Representé una función para creer que podía, que era feliz, solo la verdad vivió dentro de mi interior.

Para atenuar el dolor a veces salía de mi soledad pero volvía de inmediato a mi cárcel, cuando me daba cuenta de que no quedaba nada del él.

Pero no era dueña de mis actos, la angustia y la desesperación no me dejaban en paz, una desesperanza atroz se apoderó de mi voluntad, un anhelo profundo.

La desdicha me volvió fría y a angustia me convirtió en un ser terriblemente hueco. Me embriague de pena y dolor.

Lloré, el llanto me agotó, pero no me reconfortó, aún menos los recuerdos que acudían a mi para atormentarme, todo empezó a arder en mi interior, lo echaba en falta todo el tiempo.

Y nada iba bien, nada funcionaba en mí, ni en mi cabeza ni en mi alma. Yo quería morirme, pero no morí. Desde entonces fui como un tímpano de hielo, pues una tempestad de pena y tristeza se había desatado en mi interior, no conseguía encontrar la paz que había perdido.

Me volví miserable, pensé y me aferré con fuerza a la idea de que, a pesar de su abandono, de su indiferencia de su frialdad y de su humillación, muy en el fondo él, me seguía amando, yo había sido suya y no podía ser de otra manera, que ingenua era.

Nunca tuve rencor, no sentí desprecio, ni rechazo, no pensé jamás en intentar olvidarlo. Sacarlo de mi era como morirme un poco, me daba un miedo terrible reconocer que nada había significado en su vida, que no había dejado huella en él.

Un amor enfermizo creo que se apoderó de mi para siempre, que fue hermosos, porque fue real, efímero en el tiempo, pero eterno en mis recuerdos, en mi interior y que jamás pude expulsar de mi a pesar del dolor que me causaba.

Él, él debió  morir, pues yo era su vida y me abandonó.

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Lágrimas azabaches

Siempre llora, y un pájaro solitario llega volando al quicio de su ventana y alegre se pone a cantar, no sabe por qué le recuerda a él.

 

Llora por tantos años perdidos, derrama lágrimas, solloza, noche tras noche se va llenando de lastima el corazón, la asfixia, se va enraizando en su alma.

 

Un nudo en la garganta, un nudo que ata otro nudo.

Le esperó estaciones enteras, el viento, se llevó sus preguntas que no le devolvió ninguna respuesta. Se fue sin más, sin despedirse y se quedó sola, acompañada de la oscuridad y el eco de sus palabras resonando en su interior.

 

La dejó perdida en algún lugar en medio de la nada. Ya no quedaba nada de él que la hiciera sentir a salvo. Sintió por primera vez la tristeza, a partir de entonces ese sentimiento iría unido a ella, como el calor ardiente del verano pegado a la piel.

 

Maldijo a la soledad, que olvidarle no le dejaba. El silencio fue su opción, lo dio todo por perdido. Con el rostro surcado de lágrimas se entregó a su pena, empezó a percibir que su resistencia se quebraba mientras se perdía en su recuerdo.

 

Respiró hondo y miró al cielo encadenada al mutismo, de repente todas las estrellas se volvieron fugaces. Algo se removió en su interior y sintió que necesitaba un momento para poner en orden su universo. Rumores de vida la acosaron, “Lucha, no te dejes vencer”. Se dio cuenta de que el silencio no la llevaba a ninguna parte.

 

Encontró cientos de razones para abandonar sus recuerdos, esos que la acosaban. Eran trozos, retales de su vida y los fue guardando en cajas imaginarias en lo más profundo de su memoria.

 

 

Se tragó su tristeza, la resignación reemplazó a la melancolía. Diluyó todas sus ilusiones con el agua salada de sus lágrimas, las últimas que brotarían por el pasado, para asumir el control de lo incontrolable.

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Y ellos que creían

Ella se levantó antes que él, miró su silueta blanca sobre la cama, con la punta del pie trazó un dibujo imaginario en la alfombra.

Hacía calor con las ventanas cerradas, las abrió despacio, con cuidado de no hacer ruido. El aroma a verano inundó la habitación. Las cortinas se mecieron despacio y la brisa la hizo estremecerse, se filtraban rayos de luz y motas de polvo revoloteaban a su alrededor. La habitación estaba en absoluto silencio, la forma en que lo miraba resultaba dolorosa.

Él despertó, se llevó la mano a la cabeza y se la pasó por el cabello, se desperezó con una sonrisa que inundó la habitación, ella le devolvió una sonrisa triste.

Ella desvió la mirada para mirar por la ventana, pero su mirada vagaba perdida, en realidad no observaba nada, no veía nada, el cielo gris empezaba a ennegrecerse.

Tuvo la impresión de que ambos estaban esperando algo, se quedaron así un momento, callados. Él se levantó, se acercó a ella, sus manos se rozaron, ella se tensó. Le apretó con fuerza la mano, ella se relajo y sus dedos se entrelazaron.

Se quedaron quietos. Respiró profundo y percibió el intenso aroma de su cuerpo, cerró los ojos y se obligó a pensar

“-Todo está bien”.

Quiso detener el tiempo y los pensamientos que bailaban en su cabeza, pero al abrir los ojos, el reloj seguía marcando los segundos y entendió de pronto que ya no les quedaba mucho tiempo. Sintió un aleteo en su corazón, se obligó a contener las lágrimas y calló, sabía que dijera lo que dijera no sonaría convincente. Él nunca la creería.

Él no sentía que aquello que una vez los había unido se estaba deshaciendo y ella intentó imaginarse lejos de allí, dejar de sentir el miedo en las entrañas porqué ni tan siquiera el presente le bastaba ya.

Vuelve a mirarla y no hace nada, ella vuelve a mirar al vacío. Después de un silencio que ninguno rompió, ella sintió el de alejarse de él. Salir de la habitación, abrir la puerta de la calle y echar a correr, pero debió ser que los planetas no estaban alienados y sus pies se quedaron pegados al suelo y ni siquiera se movió un milímetro cuando él se acercó más a ella, la estrechó entre sus brazos y la atrajo hacia él y aunque su piel se erizó no fuer de deseo como él imaginó, pero calló ella y se preparó para disfrutar él.

Ella disimuló la tirantez de su cuerpo, deshaciéndose de su abrazo. Que impotencia sentía cada vez que callaba, que pena, cada vez que regateaba su boca para no encontrarse con sus labios.

Aprendió a fingir, a contenerse, a dar y no recibir, a asentir a todo con una sonrisa distante, a callar porqué poco o nada tenía ya que decir.

Se le olvidó soñar, se volvió invisible, fría y callada. Aprendió a sonreír de una manera extraña, con risas carentes de alegría, a sostener la mirada con ojos inexpresivos y fríos.

Y de repente su voz rompió el silencio y ella se asustó y se asombró ante lo que escuchaba:

¡Lo siento! y antes de que ella pudiera reaccionar el siguió hablando,

-Siento todo lo que te hice sentir y lo que no. Lo que no puedo darte, mis actos sin sentido, mis palabras hirientes lanzadas como dardos, mis promesas vanas que nada te ofrecen.

Ella no quiere escucharlo, pero él insiste:

-Todo, lo siento todo.

Las lágrimas se cuelan entre sus palabras y estalla en llanto, se abraza a ella derrotado y un silencio negro y profundo se vuelve a apoderar de ellos.

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El silencio de tu nombre

Pensé, también esto pasará, y pasó; pero dolió, escoció, fue duro y costó.
Llantos, sufrimiento, dudas, tormento, incertidumbre, nostalgia, miedo, fueron compañeros de viaje, pero, todo pasó.
Quedó la resignación.
Pasó el deseo incontrolable de querer morirme entre tus brazos, pues no entendía tu abandono, pasó la angustia de pensar en que pude fallar.
Yo no fallé, todo estaba escrito, éramos dos eslabones rotos de una cadena, no supimos leer entre líneas lo que la vida nos brindaba.
Tú escribiste el final de una mustia realidad.
Ausente a mi dolor te llevaste cada uno de mis sueños, tu corazón se olvidó de mi. Yo, dejé de pronunciar tu nombre, dejaste de existir en mis sueños.
No fue fácil vivir de recuerdos, intentar empezar de nuevo. Maldita cordura de mi tormento que tregua no me dio.
No fue fácil encontrar el valor de volver a creer.
Pero un día, el cielo amaneció soleado, ninguna nube apareció en el cielo, la oscuridad dio paso a la luz, me aferré al olvido y pude mirar atrás sin sentir pena ni dolor.
Entonces pude seguir, nuestros destinos empezaban a alejarse. Jugué a olvidar lo que perdimos, dejé que mis lágrimas aprendieran a sonreír y como la memoria es caprichosa, cuando me ganaba la añoranza pensaba…
¿Cuánto de mi
quedó en ti?
Volvió a ser abril, se acabaron todas las preguntas sin respuestas. Y así fue como encontré la luz del sol.

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Como ella quería

En la boda de la abuela, hubo fiesta y algarabía, porque de no poder casarse por la falta de dinero, al final y sin esfuerzo, tuvo la boda que ella quería.

Ella que era novia, deseaba una boda como Dios manda, pero en su época las cosas escaseaban, además había un problema, festeaba con un primo segundo y hasta al Papa había que pedir dispensa, que además costaba trece duros.

Y quiso la ventura, el destino o las hadas que su boda fuera como ella soñaba, porque la fortuna llamo a la puerta de su padre, el hombre que también andaba preocupado por las circunstancias sin poder se gastó una peseta en lotería y en el numero de la suerte dos mil pesetas se llevaron.

Y le dijo el padre a la hija que arreglara los papeles, que la boda estaba dispuesta y ella se compró un traje negro, como mandaba la época, unas medias con espigas y unos zapatos de charol abotonado,

Y llego su gran día, y del brazo del novio iba, le regalaron, tres tortas y por el camino las repartía como buenamente podía.

Al salir de la iglesia, otra sorpresa la sorprendía, cayó una nevada que palmo y medio media, pero ella estaba contenta que ya no era novia, que ya era esposa por el resto de sus días.

Y como el destino lo quiso en la boda de la abuela hubo arroz, anises y dulces, y hubo fiesta como ella quería.

Y hubo amor entre los dos porque como decía la abuela no hay cosa mejor en el mundo que estar enamorada.

                             Gracias yaya Irene, por todo lo que de ti aprendí… estas siempre en mi corazón.

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Bendito destino

Noviembre, vio nacer su amor, al cerrar la puerta de aquella habitación. Todo se desvaneció, el mundo, el tiempo, la distancia, todo aquello que los separaba.

Lo inmediato eran ellos, el presente, que iba arrancando poco a poco para los dos, haciendo más densos los sentimientos.

Se acercaron despacio, uniendo sus manos. Dos corazones, un solo latido, acompasado uniendo deseos.

Ella, levantó la mirada, miró su rostro, sintió clavados sus profundos ojos verdes, nadie la miraba como él, haciendo estremecer su alma y su cuerpo. Se ruborizó, tan solo un instante, sabía a lo que se comprometían, lo besó.

Él, la recorrió con la mirada, ella le suplicó con un suspiro…. Ámame  despacio.

Él con cada beso, fue curando las heridas, cerrando cicatrices con cada caricia, vistiendo su desnudez de ternuras nuevas. Con un profundo, te quiero, se desvanecieron los temores, dejando todo a un lado, menos el deseo.

Recorrió su espalda, conquistó sus caderas, la llevó con él, con la suavidad de sus besos y la ternura de su alma.

Fueron libres al amarse, al entregarse, al darse enteros y entre beso y beso , la vida, la esperanza el amor se hizo un hueco entre ellos, para no abandonarlos ya nunca.

Bendito destino, que nunca se equivoca, pensaron a la vez, mientras se fundían, convirtiéndose en uno, sabiendo que ese amor les salvaría.

Tocaron con la yema de los dedos el principio de algo que se parecía mucho a la felicidad. Consiguieron que la pena no pesara. Se amaron, sintiendo que eran el amor de sus vidas, sabiendo que ya no podrían vivir sin ese amor .

Sentimientos revoloteando por el aire. Sonrieron cómplices, un cruce de miradas sellando un pacto sin palabras y un destino que los dos se merecían.

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Una vez será

Algún día, cogeré un tren dirección a tu casa.

Llegaré una tarde de invierno, de esas tranquilas y soñadoras que tanto te gustan. Esperaré al anochecer para tocar a tu puerta, no me importará que cuando llegue, estés dormida, y si no me abres, subiré por tu ventana para a hurtadillas, colarme en tu cama y rozar tu cuerpo.

Te despertaré muy despacito, con caricias que iré inventando mientras recorro tu piel, y al mirarnos, nuestros ojos brillaran como centellas y ambos sabremos que todo podrá pasar.

Me regalarás una sonrisa soñadora , encantadora y perezosa, entonces yo, te estrecharé entre mis brazos y te ofreceré millones de estrellas y una luna bien bonita.

En una alfombra de flores, recorreré tu cuerpo entero y con nuestra pasión incendiaremos la noche. Me ahogaré en el mar de tus ojos, me beberé la humedad de tus lágrimas, nos besaremos con ansia. Pronunciaré tu nombre una y otra vez y te abrazaré muy muy fuerte para sentir tu calidez e inocencia.

Respirare tu aliento cálido, penetraré en tu interior a través de tu mirada para llegar a tu corazón. Ni tus palabras, ni tu sensatez, lograran detenerme.

Se producirá un silencio, y por mi cabeza cruzará un pensamiento fugaz, que de de pronto necesitará manifestarse.

-Y yo a ti

¿Por qué te quiero tanto?

Una mirada furtiva tuya, una sonrisa cómplice de los dos, y nuestros destinos que comienzan a rimar.

Te escribiré un poema, tú lo leerás en voz alta, o mejor, en un susurro ,que queda más bonito. Iremos tejiendo palabras en el silencio. Y cuando tus ojos se vayan cerrando vencidos por el sueño, te acunaré en mi pecho y te diré al oído:

-Duerme tranquila,

ya no estas sola.

Así, te dormirás, con pensamientos llenos de ternura, y todo lo mío, quedará en ti, para siempre.

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Esperanza

Nunca borraste de tu recuerdo su sonrisa. Nunca olvidaste aquellos ojos que tan intensamente te habían mirado.
Caminaste sin él a tu lado, fue difícil acompasar tus pasos a los de la tristeza. Cuando las noches se hicieron eternas, aprendiste a encontrarlo en tus sueños, y así, al dormir encontrabas la calma.

En las heladas madrugadas su recuerdo acariciaba tu alma dándote abrigo y cobijo. Aprendiste a vivir la realidad de tu día a día pero a veces, tu imaginación se desmandaba en los momentos de desesperación. Te preguntabas como sería, como estarías, donde se habría metido, que no podías encontrar su mirada entre cientos, miles de miradas, mientras sentías que la vida se escurría entre los dedos, tan solo te respondía tu esperanza…algún día..
Diste pasos en falso, te caíste mas de una vez, aprendiste a levantarte con coraje, con fuerza, nuevamente la esperanza te guiaba…algún día…

Deseabas que las cosas hubiesen sido de otra manera, pero supiste sacar de lo que la vida te ofrecía lo mejor.
Llegaron también para ti, días dichosos, llenos de bendiciones, casi felices, pero para ti , lo que de verdad importaba, pertenecía al pasado.
Y cuando por fin sentiste que aunque nada estaba como debiera, al menos todo estaba en su sitio y la resignación estaba a punto de hacer nido en tu alma, entonces nuevamente tu esperanza con un soplo de suerte va y te regala ese día que tanto estabas esperando y la vida te vuelve a sorprender.

Hay que ver que curioso es esto del destino. Volviste a encontrar su mirada. En la tuya él encontró un amor desesperado que supo ver. En la suya, tú, interés por ti y la esperanza de amar y ser amada.

Ahora, tu risa ya no te es ajena y él provoca la tuya. La vida es un camino sin espinas, tiemblas al verlo llegar y sientes que ya lo eres todo para él. Ahora piensas lo hermosa que es la vida, cobijada en su abrazo y se ensancha tu sonrisa. Hay una nueva ilusión en tu vida, tu alma se desborda y el tiempo pasa, llenándote de dicha. Todo pasa y todo llega..

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Relatos cortos de amor


Dentro de mis relatos cortos, no podrían faltar los relatos cortos de amor, llenos de recuerdos, de amores perdidos y de amores que renacen.

La vida es más vida gracias al amor, por eso en  mis relatos de historias de amor cortas encontrarás pasión, sentimientos, amor, deseo.

Disfruta con mis relatos cortos de amor prohibido que os harán traspasar todas las barreras, de mis relatos cortos de amor verdadero, esos que parecen que nunca se acaban o de mis relatos cortos de amor imposible.

Y los sueños vida son

 

La memoria me pone trampas entre las sombras de la noche y tú, que solo existes en mi mente, te paseas libremente hurgando  cada rincón, guareciéndote en mi, haciéndote fuerte; un amor que no supo amar, un amor que nunca fue.

Me asaltas en mis sueños para que no pueda esquivarte,  para decirme que no me deje engañar por la realidad, esa en la que no existes de verdad, por eso quizá despierto cada día temerosa de no encontrarte cuando caiga la noche y el sueño me alcance. 

Y así sigo cada día, percibiéndote en mi propio cuerpo, en mi existencia que es la tuya. Nada tiene sentido pero me aferro a ti como si fueses un último grito de auxilio, para apaciguar mi ansiedad en tu abrazo.

Así cada noche, intento acariciarte, abrazarme a ti y convertirme en un sueño perpetuo, alargar las horas  para no despertar jamás.

Tanta vida en un sueño, te huelo, te siento, te escucho y dejo de sentirme como una tumba abandonada, arrasada, descuidada, devastada. Un despojo que no le importa a nadie. 

Río, contigo sonrío, tengo esperanza. Calmas las aguas bravas de una vida atribulada, por eso duermo, por eso sueño, para perderme contigo, porque a veces el mundo para mi es demasiado grande y me siento pequeña.

Sobrevivo soñando, nunca hay últimos días, ni despedidas, siempre vuelves, no hay presente ni futuro, ni incertidumbre, solo el tiempo de los sueños, el tiempo suficiente para llegar a tiempo antes de que llegue la madrugada y ambos mundos se confundan ¿ sueño, vida, realidad, quimera? Mis sueños son una locura pero yo no estoy loca, es tan solo el ansia de mi amor por ti lo que no  me deja seguir, avanzar, sin ti no puedo. Es fácil explicarlo, entre lo que quiero y lo que tengo, nada, entre lo que tengo y necesito, tú.

Es el destino de mi vida, ante ti vestida de luna, esperar la noche, dormir, tomar tus manos grandes entre las mías y sentir que soy feliz.  

 

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Pequeña historia de amor de un amor de papel

 

Una habitación iluminada con velas, una velada brillante, llena de pequeñas sorpresas

Fuera, ni un soplo de brisa y la luna parecía un trozo de metal llenando el  cielo nocturno de un brillante resplandor. La pintura de las paredes se habían desconchando, las ventanas no ajustaban y entraba frío, daba igual.

Tu mirada, un remanso de paz donde quedarse a vivir, a veces penetrantes, a veces soñadores, ojos color miel, ojos repletos de amor.

Los dos tumbados boca arriba el calor emanaba de nuestros cuerpos, algo maravilloso estaba despertando. El aire olía a madreselva florecida en invierno.

Y se que va ocurrir  lo que tiene que ocurrir, porque el destino ya ha tomado una decisión. Llega y me abandono, lo comprendo de pronto, no necesito entenderlo, tan solo sentirlo. 

El camisón de seda cubría mi cuerpo y rozaba el tuyo cuando la luz del alba se coló por la ventana en esa hora silenciosa, ya no  hubo marcha atrás. Me miraste y te demoraste observando mi silueta desnuda a la luz de la luna. 
Te acercaste después de contemplarme, me oliste, me tocaste, me saboreaste y oíste mi placer. 

Destapastes mis deseos, gozaste.  Te besé la cara, tus dedos recorrieron mi espalda y mi piel se erizó. 
Me abandoné y tu me conquistaste . Nos entregamos presos del deseo , nos dejamos vencer por la pasión. Un abrazo largo, la luna llena se posó en nuestros cuerpos y sentimos en el alma todo el amor que en un beso cabe.

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El silencio de tu nombre

Pensé, también esto pasará, y pasó; pero dolió, escoció, fue duro y costó.
Llantos, sufrimiento, dudas, tormento, incertidumbre, nostalgia, miedo, fueron compañeros de viaje, pero, todo pasó.
Quedó la resignación.
Pasó el deseo incontrolable de querer morirme entre tus brazos, pues no entendía tu abandono, pasó la angustia de pensar en que pude fallar.
Yo no fallé, todo estaba escrito, éramos dos eslabones rotos de una cadena, no supimos leer entre líneas lo que la vida nos brindaba.
Tú escribiste el final de una mustia realidad.
Ausente a mi dolor te llevaste cada uno de mis sueños, tu corazón se olvidó de mi. Yo, dejé de pronunciar tu nombre, dejaste de existir en mis sueños.
No fue fácil vivir de recuerdos, intentar empezar de nuevo. Maldita cordura de mi tormento que tregua no me dio.
No fue fácil encontrar el valor de volver a creer.
Pero un día, el cielo amaneció soleado, ninguna nube apareció en el cielo, la oscuridad dio paso a la luz, me aferré al olvido y pude mirar atrás sin sentir pena ni dolor.
Entonces pude seguir, nuestros destinos empezaban a alejarse. Jugué a olvidar lo que perdimos, dejé que mis lágrimas aprendieran a sonreír y como la memoria es caprichosa, cuando me ganaba la añoranza pensaba…
¿Cuánto de mi
quedó en ti?
Volvió a ser abril, se acabaron todas las preguntas sin respuestas. Y así fue como encontré la luz del sol.

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Como ella quería

En la boda de la abuela, hubo fiesta y algarabía, porque de no poder casarse por la falta de dinero, al final y sin esfuerzo, tuvo la boda que ella quería.

Ella que era novia, deseaba una boda como Dios manda, pero en su época las cosas escaseaban, además había un problema, festeaba con un primo segundo y hasta al Papa había que pedir dispensa, que además costaba trece duros.

Y quiso la ventura, el destino o las hadas que su boda fuera como ella soñaba, porque la fortuna llamo a la puerta de su padre, el hombre que también andaba preocupado por las circunstancias sin poder se gastó una peseta en lotería y en el numero de la suerte dos mil pesetas se llevaron.

Y le dijo el padre a la hija que arreglara los papeles, que la boda estaba dispuesta y ella se compró un traje negro, como mandaba la época, unas medias con espigas y unos zapatos de charol abotonado,

Y llego su gran día, y del brazo del novio iba, le regalaron, tres tortas y por el camino las repartía como buenamente podía.

Al salir de la iglesia, otra sorpresa la sorprendía, cayó una nevada que palmo y medio media, pero ella estaba contenta que ya no era novia, que ya era esposa por el resto de sus días.

Y como el destino lo quiso en la boda de la abuela hubo arroz, anises y dulces, y hubo fiesta como ella quería.

Y hubo amor entre los dos porque como decía la abuela no hay cosa mejor en el mundo que estar enamorada.

                             Gracias yaya Irene, por todo lo que de ti aprendí… estas siempre en mi corazón.

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Bendito destino

Noviembre, vio nacer su amor, al cerrar la puerta de aquella habitación. Todo se desvaneció, el mundo, el tiempo, la distancia, todo aquello que los separaba.

Lo inmediato eran ellos, el presente, que iba arrancando poco a poco para los dos, haciendo más densos los sentimientos.

Se acercaron despacio, uniendo sus manos. Dos corazones, un solo latido, acompasado uniendo deseos.

Ella, levantó la mirada, miró su rostro, sintió clavados sus profundos ojos verdes, nadie la miraba como él, haciendo estremecer su alma y su cuerpo. Se ruborizó, tan solo un instante, sabía a lo que se comprometían, lo besó.

Él, la recorrió con la mirada, ella le suplicó con un suspiro…. Ámame  despacio.

Él con cada beso, fue curando las heridas, cerrando cicatrices con cada caricia, vistiendo su desnudez de ternuras nuevas. Con un profundo, te quiero, se desvanecieron los temores, dejando todo a un lado, menos el deseo.

Recorrió su espalda, conquistó sus caderas, la llevó con él, con la suavidad de sus besos y la ternura de su alma.

Fueron libres al amarse, al entregarse, al darse enteros y entre beso y beso , la vida, la esperanza el amor se hizo un hueco entre ellos, para no abandonarlos ya nunca.

Bendito destino, que nunca se equivoca, pensaron a la vez, mientras se fundían, convirtiéndose en uno, sabiendo que ese amor les salvaría.

Tocaron con la yema de los dedos el principio de algo que se parecía mucho a la felicidad. Consiguieron que la pena no pesara. Se amaron, sintiendo que eran el amor de sus vidas, sabiendo que ya no podrían vivir sin ese amor .

Sentimientos revoloteando por el aire. Sonrieron cómplices, un cruce de miradas sellando un pacto sin palabras y un destino que los dos se merecían.

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Una vez será

Algún día, cogeré un tren dirección a tu casa.

Llegaré una tarde de invierno, de esas tranquilas y soñadoras que tanto te gustan. Esperaré al anochecer para tocar a tu puerta, no me importará que cuando llegue, estés dormida, y si no me abres, subiré por tu ventana para a hurtadillas, colarme en tu cama y rozar tu cuerpo.

Te despertaré muy despacito, con caricias que iré inventando mientras recorro tu piel, y al mirarnos, nuestros ojos brillaran como centellas y ambos sabremos que todo podrá pasar.

Me regalarás una sonrisa soñadora , encantadora y perezosa, entonces yo, te estrecharé entre mis brazos y te ofreceré millones de estrellas y una luna bien bonita.

En una alfombra de flores, recorreré tu cuerpo entero y con nuestra pasión incendiaremos la noche. Me ahogaré en el mar de tus ojos, me beberé la humedad de tus lágrimas, nos besaremos con ansia. Pronunciaré tu nombre una y otra vez y te abrazaré muy muy fuerte para sentir tu calidez e inocencia.

Respirare tu aliento cálido, penetraré en tu interior a través de tu mirada para llegar a tu corazón. Ni tus palabras, ni tu sensatez, lograran detenerme.

Se producirá un silencio, y por mi cabeza cruzará un pensamiento fugaz, que de de pronto necesitará manifestarse.

-Y yo a ti

¿Por qué te quiero tanto?

Una mirada furtiva tuya, una sonrisa cómplice de los dos, y nuestros destinos que comienzan a rimar.

Te escribiré un poema, tú lo leerás en voz alta, o mejor, en un susurro ,que queda más bonito. Iremos tejiendo palabras en el silencio. Y cuando tus ojos se vayan cerrando vencidos por el sueño, te acunaré en mi pecho y te diré al oído:

-Duerme tranquila,

ya no estas sola.

Así, te dormirás, con pensamientos llenos de ternura, y todo lo mío, quedará en ti, para siempre.

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Esperanza

Nunca borraste de tu recuerdo su sonrisa. Nunca olvidaste aquellos ojos que tan intensamente te habían mirado.
Caminaste sin él a tu lado, fue difícil acompasar tus pasos a los de la tristeza. Cuando las noches se hicieron eternas, aprendiste a encontrarlo en tus sueños, y así, al dormir encontrabas la calma.

En las heladas madrugadas su recuerdo acariciaba tu alma dándote abrigo y cobijo. Aprendiste a vivir la realidad de tu día a día pero a veces, tu imaginación se desmandaba en los momentos de desesperación. Te preguntabas como sería, como estarías, donde se habría metido, que no podías encontrar su mirada entre cientos, miles de miradas, mientras sentías que la vida se escurría entre los dedos, tan solo te respondía tu esperanza…algún día..
Diste pasos en falso, te caíste mas de una vez, aprendiste a levantarte con coraje, con fuerza, nuevamente la esperanza te guiaba…algún día…

Deseabas que las cosas hubiesen sido de otra manera, pero supiste sacar de lo que la vida te ofrecía lo mejor.
Llegaron también para ti, días dichosos, llenos de bendiciones, casi felices, pero para ti , lo que de verdad importaba, pertenecía al pasado.
Y cuando por fin sentiste que aunque nada estaba como debiera, al menos todo estaba en su sitio y la resignación estaba a punto de hacer nido en tu alma, entonces nuevamente tu esperanza con un soplo de suerte va y te regala ese día que tanto estabas esperando y la vida te vuelve a sorprender.

Hay que ver que curioso es esto del destino. Volviste a encontrar su mirada. En la tuya él encontró un amor desesperado que supo ver. En la suya, tú, interés por ti y la esperanza de amar y ser amada.

Ahora, tu risa ya no te es ajena y él provoca la tuya. La vida es un camino sin espinas, tiemblas al verlo llegar y sientes que ya lo eres todo para él. Ahora piensas lo hermosa que es la vida, cobijada en su abrazo y se ensancha tu sonrisa. Hay una nueva ilusión en tu vida, tu alma se desborda y el tiempo pasa, llenándote de dicha. Todo pasa y todo llega..

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