Flores para un invierno

A mi corazón

le crecieron raíces

que se entrelazaron

con el tuyo.

Hiciste que brotara

un jardín exuberante

en un alma que hasta entonces

había estado yerma.

Nacieron flores entre los dos

para unir nuestros caminos.

Lirios para envolver mis pensamientos

que se volvieron ligeros.

Mis cabellos se convirtieron

en una enredadera salpicada

de lavanda

que perfumó cada noche tu almohada.

Mis sueños se inundaron

de margaritas y amapolas,

un ramillete perfecto para nuestro amor.

Mis manos fueron ramas de romero

y albahaca que dejaron su aroma

en tu pelo, cuando te acariciaba

llena de ternura,

porque hiciste de mi

un fuerte que no se quebrará nunca.

De mi garganta nacieron

campanillas de colores

para que al nombrarte

mi voz te alcanzara.

De mis ojos afloraron

flores amarillas de iris

que fueron para siempre

tu cielo, un cielo sin nubes.

Me convertí en primavera

durante todos tus inviernos

y el frío no te alcanzó.

Comparte este poema...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *