El milagro de sentir

Quiso llamar a su alma

para que volviera de regreso,

no quería que anduviera

perdida,

ni que sintiera frío

o demasiado calor

si por un casual

mucho se acercara al sol.

La llamó porqué temió

que traviesa,

quisiera despegar de la tierra

y flotando se fuera

en busca de otros cielos.

Quiso decirle que jamás

encontraría nada mejor

que la inmensidad de su amor

para encontrar refugio y amparo.

La llamó de vuelta a la calma

para que no se asustará

del estruendo que provocaba

el caos en que se había convertido

su vida sin ella.

No quiere, más bien teme

que pueda aturdirse

y la engañen

que pueda tocarla alguien

que la confunda

y su alma tan pura

acabe rota en mil pedazos.

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