Lo veo

El techo lleno de grietas, paredes amarillas, el suelo desgastado. Mi pequeño mundo. La garganta reseca y la cabeza a punto de estallar por la resaca, en mi muñeca, las manillas del reloj que una noche me regalaste desgranan lentamente los minutos, y ahí estoy yo, como siempre, esperando.

El aire viciado de la habitación de pronto me ahoga y noto cómo en mi interior crece el desasosiego, ese que provoca el caos en la mente y hace que no seas capaz de espantar recuerdos desagradables. Para intentar conseguirlo tarareo al ritmo de la tonada la música que suena en la radio.

!Ya verás como me olvidas… ! ¡Suena a lo lejos! Lo nuestro no es lo que merecías… ! Sigue sonando.

Y así con la vista fija en una de las grietas del techo me doy cuenta de que es verdad, en parte lo que dice la canción, lo nuestro no es lo que yo merecía, pero no te podré olvidar, no daré saltos de alegría y la vida seguirá dando vueltas y puede ser que incluso me vuelvas a encontrar un noviembre triste en un bar cualquiera.

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