Lloré con la visa
fija en el suelo,
la noche caía lenta.
Acarició mi rostro
cuando me encontró
llorando.
Quiso regalarme
paz para mi vida
contándome cálidos
recuerdos,
protegerme de los fantasmas
que me habían hecho olvidar.
Sus ojos me parecieron
más profundos que nunca.
Desafió al destino
y me besó.
Me enseñó todas las razones
para volver a intentarlo,
y yo que no quería
seguir huyendo,
me abandoné y dejé
que dejará susurros en mi piel,
me perdí en el mar
de sus ojos, olvide la pena
respire y volví a sentir.