En un atardecer dorado
contempla el mar,
el mar que guarda
sus recuerdos.
El agua se funde
con el cielo.
La brisa es un susurro
suave, tranquilo,
que acaricia su rostro
envolviendola.
Cae la noche,
estrellas desiguales
brillan en el cielo,
apenas se percibe
el sonido de la marea.
Una noche
llena de melancolía.
Llegó sin avisar,
su voz, la sacó
del interior de su mente
y de los recuerdos del pasado.
Notó el calor
de su amor.
Vio su presente,
vio claras sus decisiones,
vio el futuro.
Vio días espléndidos
que llegaban para instalarse
y no irse jamás
