Océanos de tiempo

Dibujaste un mar

con tus manos

en mi espalda,

un océano de palabras

nació de tus caricias.

Escribiste nuestros tiempos,

una vida que se resultó

ser un paréntesis

hasta que el destino

se desintegró.

Y yo, una persona,

con un alma

capaz de absorber dolor

y dicha,

tras la traición, la mentira, y la hipocresía

me convertí en un mar

embravecido.

Una mancha con los dibujos

desdibujados,

un retazo de lo que fui,

un punto al final de un párrafo,

una caricatura grotesca.

No debí retener mis nostalgias,

pero mi piel aún olía a mar,

el olor profundo de tu mar.

Un nuevo orden llegó a mi vida

pulsiones, deseos, instintos,

volverte a besar

para volver a tocar el cielo.

El consuelo llegó tarde

y fue demasiado fugaz.

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