Cuando se para el mundo

Solo nosotros

y la urgencia

de nuestro deseo.

Hambre y sed,

cuerpos entrelazados,

cuerpos rendidos.

Bocas que se unen

con besos y promesas.

Complicidad infinita.

Embriagados de placer,

entrega y amor.

Dedos, tacto, caricias,

tentación,

piel y sentidos sedientos,

corazones palpitantes.

Goce, plenitud,

voracidad

que comparte un mismo

aliento.

Comparte este poema...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *