El día en que todo cambió,
Fue solo un momento
que quise dejar fuera
el tiempo
y ser parte del viento
para espiar nuevos horizontes,
pero el día amaneció gris,
de un gris amenazador que prometía
lluvia y tormenta.
A pesar de la desilusión,
nunca le supliqué al cielo,
cuando me di cuenta
de que ninguna nube me traería
tu abrazo.
Preferí pelear solo
contra el viento.
Ya de vuelta,
comenzó a llover y vi caer
gotas de plata que salpicaban y mojaban
tu cara.
Te abracé,
guarecidos de la lluvia de verano
estabas temblando,
entendí que solo estabas asustada.
Para que tu miedo pasara,
te conté mis secretos más ocultos
en ese día de tormenta.
Te susurré anhelos para hacer callar
los truenos.
Historias felices
te conté,
mientras tú en silencio deseabas
que la tormenta pasara despacio.
El sonido del viento susurraba tu nombre
para que mis palabras
te acariciaran
y mi voz te rodeaba
como el más cálido de los abrazos.
Te quiero, te dije
y sonó, leve como una plegaria.
Con cada inspiración, con cada exhalación,
contuvimos las lágrimas.
Yo también te quiero,
y justo el sol dejó de esconderse
para brillar entre caricias lentas.