Deseos profundos
despertaron.
Ansia innombrable
éxtasis y abandono.
El deseo gravita,
revolotea curioso
escondiéndose en su abrazo
que huele a verano.
Trozos de mar,
trozos de cielo
en sus ojos.
Trozos de vida
que se miran
y acarician sin manos,
sus labios y su lengua
que la atrapan con la fuerza de un océano.
Corrientes encontradas.
Latido íntimo, pulso, venas, sangre,
roce húmedo
y sedoso,
susurros salvajes.
En sus entrañas todas las noches de tormenta
cuando la hizo suya para siempre
y de repente,
toda la vida que llevaba dentro, explotó.
A besos le arrancó la amargura,
le regaló una esperanza de primavera
y se quedó a vivir
en un corazón que guardaba mucho amor.