Fingí dominar mis pasos,
andaba perdida.
Oleajes cruzados
me atravesaban
alejándome de la orilla.
Como una tormenta silenciosa
cuando se convierte
en algo infinito
se partía mi alma.
Morí y renací
de mil maneras diferentes.
Contando secretos,
cortando lazos,
rompiendo vínculos
en medio de la oscuridad,
de la destrucción
un dolor repentino,
el silencio que me reconforta.
Una vieja caricia,
una historia de olvidos
y silencios,
una búsqueda desquiciada
de la paz,
solo quedó la añoranza.
