No podía dejar de observarla,
la desnudaba con su mirada,
le urgía el deseo
de tenerla entre sus brazos.
La luz que entraba por la ventana
incidía en sus rostro
y la hacía parecer irreal.
Él, seguía observándola,
allí estaba,
impregnando de sensualidad el aire.
Se acercó lentamente,
centímetros entre sus labios,
respiraciones agitadas.
La besó, se apretó a ella,
sintiéndole el alma,
sintiéndola toda.
Se perdió en ella
hasta no encontrarse.
