Y mientras tanto

Una noche de insomnio

mis formas femeninas

huérfanas de tus manos

yacen en la cama.

Una cama que se ha convertido

en un campo yermo,

por el cual vago errante,

enredándome en sábanas frías

desarropada del calor

de tu cuerpo.

Y aún así, mi deseo por ti,

persevera, se hace fuerte.

Me torturo recorriendo mi silueta,

pensando en tu cuerpo,

te desnudo en mis pensamientos,

lleno los espacios con mis manos,

amor sin besos

mis suspiros te reclaman.

Me convierto en fuego

y ardo por dentro,

de tanto amarte

me deshago en la sal de

mis lágrimas

en la humedad de mi culpa.

Descubriendo mi geografía interior

siento

¿Algo? ¿Todo? ¿Mucho?

gemidos frustrados,

un poco de mi,

nada de ti.

Comparte en:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *