Un mar negro sin orillas,
un mar infinito,
oscuridad que no termina nunca.
La luna, las estrellas
y tú.
Siempre tú, rompiendo
los silencios,
rompiendo las promesas
tú y el descontento
de una pasión inútil.
Tú, cada vez más ausente,
ausente de todo, ausente de ti misma.
Tú, tus abrazos cansados
el silencio de las noches de invierno
y tus ojos que dicen
lo que tus labios callan.