Cuando las horas se pierden,
se pierden las miradas
las fuerzas,
las voluntades.
Se pierden las ganas.
Se pierde la seguridad,
la confianza.
Se pierden las razones
y de repente parece que vivimos
en un infierno
del cual es difícil escapar.
Pero de repente llega la calma,
la vida te susurra,
¡Tranquila!, aunque no sepas que hacer
aunque tú también estés perdida,
volverán las risas, el ruido,
el alivio, la estabilidad.
Volverán los sueños,
las esperanzas, la alegría.
Todo sucederá,
encontraras tu lugar en el mundo
y sonreirás.