Descalzo por jardines de tierra seca
con los pies descalzos,
protegido por un manto
de estrellas,
la luna le ruega
que cruce tiempo y espacio,
que deje su risa en el viento,
su aroma de madera , de sándalo,
de canela y clavo
para no perder su estela.
Que con la luna en la mirada,
la piel del verano más sofocante
el alma rebosante,
trate de tocar el cielo
para intentar abrazarlo
mientras el tiempo se desordena,
para que nunca amanezca
y puedan ser dos partes
de un todo.