Era una sola palabra,
la peor de todas,
ruidosa,
dolorosa,
daba miedo escucharla,
alivio pronunciarla.
Dejaba un vacío silencioso
que no consentía
librarse de la tristeza.
Un desgarro en el alma
que se convierte
en un agujero negro.
Una palabra
que crea el caos
hasta perder la razón
y la voluntad.