Juana, abuela de mi alma

Guardaré en mi memoria

mis juegos a tu lado,

las caricias de tus manos

arrugadas en mi pelo,

las caricias y los arrullos

en las noches de tormenta

escondida en tu regazo.

Guardaré siempre en mi alma,

tu sonrisa,

inundando mi habitación

al despertarme

y el baile de tu risa

cuando yo te devolvía

la sonrisa.

Guardaré en mi corazón

el abrigo y el amparo

de tu voz,

cuando me decías:

-¡No tengas miedo,

nada malo va a pasar,

porque de ti,

yo siempre cuidaré!

Nunca olvidaré tu mundo

sencillo,

a tu lado, todo era,

claro, ordenado, definido.

Me enseñaste todos los matices

del lienzo de la vida

y me diste la libertad

de hacer yo la composición

de los colores,

para cuando llegaran tiempos

difíciles.

Me enseñaste a ser fuerte,

a pelear con mis demonios,

me diste calma, confianza

y fortaleza.

Ojalá hubiese podido

borrar la tristeza de tus ojos,

pero era reflejo de tu alma

y tu alma estaba

herida.

El tiempo,

jamás borrará tu energía

ni tu luz,

y aunque a veces,

te confieso,

siento la soledad dentro de mí,

como un bloque que me arrastra

a un pozo sin fondo,

te prometo que cuando

las lágrimas amenacen

con derramarse incontroladas,

por ti,

por tu recuerdo, por tu amor, porque

te siento a mi lado,

porque te quiero,

mi rostro, mis ojos,

mi corazón y mi alma,

sonreirán constantemente.

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