La luna todavía
está alta
y solo el rumor de las olas
rompe el silencio.
La brisa juguetona
despeina su trenza
y el lazo rojo
cruza el cielo para
jugar con los luceros,
dibuja corazones en el aire,
deja alegrías en las nubes,
y le pide a las estrellas
que sean generosas
y brillen más fuerte
para que su niña
encuentre su camino.
Abrazada por el mar,
la vista fija en el horizonte,
respira, ríe, ama,
piensa, siente,
llora y vuelve a reír
va en busca de su destino.