Ya no estás aquí,
soledad, te has ido.
Ya no te noto,
estás ausente.
La lluvia ya no es triste
y el viento suspira
con aire de primavera.
Ya no me vistes de gris,
soledad,
no me envuelve tu amargura,
ni respiro tu caótica melancolía.
Ya no andas a mi lado,
no tiras de mí,
para arrastrarme al abismo.
Ya no me tocas, soledad,
ni tan siquiera,
me rozas.
Ya no puedes esconderte
para pillarme desprevenida
e invadir mi alma
de tristeza.
Soledad,
ya no eres el abrazo
donde quiero estar.
He encontrado mi estrella perdida
y ha llenado de luz,
mis días más oscuros.